miércoles, 23 de enero de 2013

5º SEMANA EN EL HOSPITAL


QUIRÓFANOS.

Los días de prácticas en quirófano han sido unos días muy especiales, es un servicio dónde puedes aprender mucho tanto si te gusta como si no, pero tienes que saber que es un ambiente muy frío (ahora explicaré él porque). Era hora de poner en práctica aquellos conocimientos adquiridos en clase: lavado quirúrgico, instrumental, funciones del enfermero instrumentista, circulante, etc. Han sido unas semanas de aproximación a la dinámica de trabajo en un área quirúrgica, tan diferente a todo lo visto anteriormente. Incluso tuve la oportunidad de ayudar a la enfermera instrumentista y a los cirujanos en una intervención.
He tenido la oportunidad de ver una operación de un adenocarcinoma de colón. Bueno, por si alguien no tiene conocimientos de anatomía, debería saber el intestino grueso se extiende desde el intestino delgado hasta el recto. Pues en esta operación tenían que extirparle TODO el intestino grueso donde tenía el tumor y luego unirle el intestino delgado hasta el colon sigmoideo.

Después de mi paso por quirófano, puesto que ahora he vuelto a empezar en urgencias, tengo que reconocer que es un servicio en que tienes que saber estar y comportarte. Tienes que tener los ojos bien abiertos para saber cómo debes hacer las cosas sin molestar ni romper la barrera estéril.

Tratando de explicar la duda de la frialdad en los quirófanos. ¿Por qué me parece que los quirófanos tienen una gran frialdad? Me explico.  Ayer vi tres operaciones y he tenido la oportunidad de volver a ver cómo traen al paciente al quirófano y lo preparan para la operación.  Imaginaos, os tienen casi una hora esperando en una sala con varias camas a tu alrededor, momento en el cual estoy seguro de que la imaginación viaja a mundos insospechados de terror y cuando quieres aguardar, un tío como un armario de grande (véase, celador) te lleva al lugar de la operación.  Ves como por regla general, los pacientes vienen asustados, mirando a cada esquina u objeto del quirófano, dibujado en sus caras el miedo presente.  Pero, ¿Sabéis lo que más me ha llamado la atención? Que a ninguno de los tres pacientes ha habido nadie del poblado quirófano que le haya dirigido unas palabras de tranquilidad o dedicase unas palabras de cercanía antes de la anestesia.

“Te voy a poner esto, ahora hincha el pecho, un pinchazo, otro pinchazo, esto que te acabo de poner es para que te relajes, te vas a empezar a marear... ¿Quién ganó los Goya anoche?, ¿Viste el vídeo que te mandé?... ¿Y un tranquila/o todo va a salir bien?

A eso me refiero, pues parece que el clima helado del quirófano termina congelando a todo el que pasa por allí, como el candente acero que se entierra en fría nieve...no me gusta el frío.

No soy así, no quiero dedicar mi trabajo a ver pasar un determinado número de pacientes dormidos al día por mis manos y que cuando se despierten casi (recalco este casi) de mi trabajo por finalizado. Me gusta el trato y la cercanía con ellos y gracias a las prácticas de cirugía me he dado cuenta de ello.

Aun así son prácticas y en cada servicio he aprendido valores, normas y maneras de trabajar. Cada persona es un mundo y tiene unos gustos, pero creo que me gusta una enfermería más activa y cercana. 

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